La receta de hoy llega como propuesta de entrante, de cena o para peques que se resisten a comer verduras o legumbres. Las croquetas de zanahorias y garbanzos son un plato de muy fácil elaboración y que no nos robará demasiado tiempo. A cambio nos proporcionará energía, buena nutrición y un bajo contenido en grasas. El resultado es una croqueta fina y jugosita a la que nadie se va a poder resistir. Se mantienen perfectamente congeladas. Si os sobran las podéis dejar listas para descongelar y freír otro día, aunque sinceramente, no creo que queden ni para el apuntador. Vamos a lo que nos traemos entre manos?
Lo primero que haremos para elaborar las croquetas de zanahoria y garbanzo será lavar y pelar las zanahorias y ponerlas al vapor para que se vayan haciendo. Deben quedar al dente. Lo mejor es ir pinchándolas para comprobar si están ya que su tiempo de cocción dependerá del tamaño que tengan.
Las podéis hervir también, pero conservan mejor sus propiedades si las consumimos crudas o al vapor.
Una vez cocidas, las dejamos enfriar.
Mientras se van haciendo podemos preparar la salsa bechamel ya que también es conveniente dejarla enfriar. Aquí os dejo el enlace por si necesitáis la receta.
Ahora lavamos los garbanzos, los escurrimos y los ponemos en un recipiente suficientemente grande para que quepan el resto de ingredientes.
Añadimos la cebolla y el pimiento picadito, la avena, los dientes de ajo, la sal y el perejil también picado.
A continuación picamos la zanahoria un poco con un tenedor y la añadimos también.
Mezclamos todo bien y lo trituramos un poco con la batidora eléctrica hasta que quede una pasta homogénea.
Por último le añadimos la bechamel, removemos bien, envolvemos en film y metemos la mezcla en la nevera durante mínimo una hora. Cuanto más tiempo esté, más fácil será formar las croquetas.
El último paso sería, una vez bien fría la masa, formar las croquetas, rebozarlas en pan rallado y freírlas en abundante aceite caliente. Dejarlas escurrir en un plato con papel de cocina y a la mesa a disfrutarlas!
Podéis hacer la versión más ligera, rebozándolas en pan rallado y horneándolas, aunque yo soy más partidaria de que si alguien no debe abusar, mejor comer menos pero como toca y disfrutarlas al 100%.
Ya veréis qué exitazo estas croquetas de zanahoria y garbanzo!
Buen provecho!
Ingredientes
Pasos
Lo primero que haremos para elaborar las croquetas de zanahoria y garbanzo será lavar y pelar las zanahorias y ponerlas al vapor para que se vayan haciendo. Deben quedar al dente. Lo mejor es ir pinchándolas para comprobar si están ya que su tiempo de cocción dependerá del tamaño que tengan.
Las podéis hervir también, pero conservan mejor sus propiedades si las consumimos crudas o al vapor.
Una vez cocidas, las dejamos enfriar.
Mientras se van haciendo podemos preparar la salsa bechamel ya que también es conveniente dejarla enfriar. Aquí os dejo el enlace por si necesitáis la receta.
Ahora lavamos los garbanzos, los escurrimos y los ponemos en un recipiente suficientemente grande para que quepan el resto de ingredientes.
Añadimos la cebolla y el pimiento picadito, la avena, los dientes de ajo, la sal y el perejil también picado.
A continuación picamos la zanahoria un poco con un tenedor y la añadimos también.
Mezclamos todo bien y lo trituramos un poco con la batidora eléctrica hasta que quede una pasta homogénea.
Por último le añadimos la bechamel, removemos bien, envolvemos en film y metemos la mezcla en la nevera durante mínimo una hora. Cuanto más tiempo esté, más fácil será formar las croquetas.
El último paso sería, una vez bien fría la masa, formar las croquetas, rebozarlas en pan rallado y freírlas en abundante aceite caliente. Dejarlas escurrir en un plato con papel de cocina y a la mesa a disfrutarlas!
Podéis hacer la versión más ligera, rebozándolas en pan rallado y horneándolas, aunque yo soy más partidaria de que si alguien no debe abusar, mejor comer menos pero como toca y disfrutarlas al 100%.
Ya veréis qué exitazo estas croquetas de zanahoria y garbanzo!
Buen provecho!